Los muertos1 es una pieza cuya dirección y dramaturgia estuvo a cargo de
Beatriz Catani y Mariano Pensotti. Fue estrenada en el Hebbel Am Ufer de Berlín,
Alemania (en el marco del ciclo Buenos Aires- Berlín, con la producción del Instituto
Goethe de Buenos Aires). Posteriormente fue presentada en Buenos Aires en el
Camarín de las Musas.
El comentario con respecto al estreno podría ser considerado un “dato de
color”, la mención de un detalle de importancia relativa para la puesta en sí. Sin
embargo, creemos que en este caso la circunstancia del estreno en el marco de una
lengua ajena funciona como condición de producción determinante para constituir esta
puesta en lo que es.
En términos generales, la traducción conlleva una funcionalidad indiscutible, y
es evidente cuál es su utilidad en un ámbito de germano parlantes pero ¿cuál es
sentido de traducir al alemán para los hablantes de español en Buenos Aires? La
traducción, por supuesto, lo que genera es distancia. Por varias razones, por un lado,
es “innecesaria” ( lo que no implica que se constituya en no significante), los
destinatarios perciben esa palabra reiterada para un otro que no son ellos, y por otro
lado, lo que construye esta traducción es la demora; es el tiempo que se detiene, los
rasgos obligados de la espera.
En otro orden, la traducción y su portador, el traductor, son los que entretejen
los dos lugares que la obra construye.
Pasamos a explicar, Los muertos está articulada en dos partes, dos espacios, que se
perciben en forma paralela pero que no se superponen: de un lado un televisor y un
video y dos jóvenes sentados en sendas sillas muy cerca del mismo; del otro lado un
espacio que muy bien podría remitir a una escenografía, de esas bien sencillas, casi
improvisada, no un living sino la escenografía de un living...con alguien que nos revela
su nombre propio (¿es su nombre?, ¿nos dice la verdad? Sí, podemos corroborarlo
1 Ficha técnica: Dirección y dramaturgia: Mariano Pensotti y Beatriz Catani /Elenco: Alfredo
Martin, Matías Vertiz y Nikolaus Kirstein./ Luces: Matías Sendón/ Sonido: Federico Marrale./
Escenografía: Mariana Tirantte/ Viernes 22.30 en el Camarín de las Musas.
con el programa, coincide con lo que ha dicho) y una historia: nos explica que intenta
reconstruir una obra en la que actuó veinte años atrás, “Los muertos” de James Joyce.
En alguna medida no parece haber vínculo entre los dos espacios, salvo en
términos de nomenclatura (ni siquiera en términos temáticos, sólo el nombre, el texto
de Joyce no parece remitir a “muertos” en términos literales, y los muertos de los que
hablan en el otro lado no han de entenderse en sentido metafórico sino literal) sin
embargo, el traductor une ambos espacios. ¿Por qué? Porque se desplaza, recorre
ambos espacios y traduce, revela en otra lengua lo que dice el español. Hasta que
deja de hacerlo.
Los responsables de la puesta afirman que hay un trabajo de investigación por
detrás. Cuando se investiga las certezas se ponen entre paréntesis, y los vínculos que
se establecen son de los órdenes más disímiles.¿Hay alguna semejanza entre la
muerte y el teatro? ¿Un cementerio y una escenografía generan teatralidad? ¿Es
posible la representación de una obra sin actores? ¿Es posible una teatralidad de
cuerpos ausentes? El intento de hacer presentes esos cuerpos. Un Teatro de Cuerpos
Ausentes.
Estas preguntas constituyen en respuesta la puesta que nos ofrecen. Los
reportajes al escenógrafo y al sepulturero son una muestra clave de los cruces
impensados (pero no impensables) entre las tareas de ambos. El joven que explica,
muestra el cementerio como una puesta en escena y revela la teatralidad que se
asoma en el ámbito de los rituales de la muerte.
Alfredo Martín, el actor, intenta ser él, en el pasado, y los otros, los personajes que
compartieron veinte años atrás la obra que él representó. Este es otro punto central, el
de la representación, de qué manera se representa la muerte, de qué manera se
representa en el teatro, quién es el que puede representar, qué es lo que puede
representarse.
Todo el tiempo hay algo que está en el lugar de otro, o de otra cosa, el cementerio
en el lugar de la escenografía, y fundamentalmente, mediatizado, se insiste en ello de
manera constante, es el televisor lo que vemos, no el cementerio, es la escenografía
del living, no el living, el actor, no el personaje y el traductor, que no hace otra cosa
que explicitar la mediación.
Tal vez, Los muertos, investigando sobre la muerte halló otras cuestiones que no
se había propuesto, encontró otros recovecos, señaló otros lugares donde seguir
buscando.
Al fin y al cabo, para eso se investiga para encontrar lo que no esperamos
encontrar.
Mónica Berman
Bs. As. Cap. Federal (Investigadora)
Fuente: "Territorio Teatral"
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